Por: JL
Tal pareciera que hace unos pocos meses el tan sonado, repetido, aclamado y (en algunos casos) odiado sencillo Ready For The Floor del quinteto de pop electrónico londinense Hot Chip fuera lanzado; lo anterior tomando en cuenta que esta canción sigue manteniéndose vigente en la escena musical actual, a grado tal que en el momento en que se anunció la salida de su cuarto álbum de estudio, One Life Stand, la ausencia por parte de esta agrupación no se sintiera en lo absoluto.
Han pasado tres años desde su última producción discográfica, Made In The Dark, y los nerds favoritos de la escena electro pop están de vuelta con un nuevo material discográfico cuyo contenido y dirección en un principio apuntaban hacia lo pasivo, relajado e introspectivo; esto retomando lo dicho por varios integrantes de la banda en diversas entrevistas que se les realizaron mientras se encontraban en el proceso de composición y grabación.
Por lo tanto la pregunta a responder sería: ¿One Life Stand podría considerarse como un álbum menos orientado hacia la pista de baile y más pensado hacia la tranquilidad y la reflexión?
Sinceramente pienso que la respuesta es no, sino más bien ahora buscaron un equilibrio entre el rock, el pop y lo electrónico lo cual dio como resultado una amalgama de canciones que por separado tienen una personalidad propia, poniendo en evidencia el hecho de que fueron trabajadas con gran esmero y detenimiento en búsqueda de un sonido mucho más definido.
OLF cuenta con un poco de todo: baladas infinitamente cursis y melódicas como Slush y Alley Cats, reflexión y nostalgia reflejadas en el track Brothers, un poco de rock indie con Hand Me Down Your Love (cuenta con la participación del baterista de The Invisible), experimentación y dinamismo impresas en Thieves In The Night (tiene el único solo de guitarra de todo el disco) y por supuesto que no podían faltar las amigables con la pista de baile y parte del sonido esencial de Hot Chip representadas por I Feel Better, One Life Stand y We Have Love.
De principio a fin, este material nos invita a querer continuar escuchándolo, ya que una vez que llega el último catártico y catastrófico track Take It In, los sentidos se quedan ansiosos por más, concluyendo en una inevitable repetición del mismo.
Para finalizar, OLF es divertido, alegre, triste, reflexivo, bailable y totalmente digerible. Nada del otro mundo, pero que satisface la necesidad de pasar un rato ameno y libre de preocupaciones.
Los dejo con el video de One Life Stand, primer sencillo de esta producción, y con el audio de Alley Cats, mi predilecta en esta ocasión:
