martes, 26 de abril de 2011

La Crónica: Coachella 2011 - Día 3

Por: JL


Entrada la mañana aplicamos la misma dinámica del día anterior, con la única diferencia de que el sol decidió hacer de las suyas desde más temprano (7:30 am para ser más específico). Tomando en cuenta nuestra misión fallida del sábado, la idea de salir a comprar víveres en alguna tienda en los alrededores no fue siquiera considerada. Por alguna extraña razón, el hambre aún no nos invadía, aún cuando nuestros cuerpos no habían recibido alimento alguno desde hacía más de doce horas. Eso sí, la sed, la interminable sed continuaba presente.

En comparación con los dos días anteriores, éste resultaría ser en el que más tiempo estaríamos en el venue del festival. Eran las 11:30 am y la primera banda programada para tocar en el Outdoor Stage era el trío de indie folk Good Old War, la cual resultó ser para nosotros otra de las grandes revelaciones durante nuestra estancia en el Valle de Coachella. Las armoniosas voces en sincronía de los integrantes de esta agrupación junto con su sencilla, bella, alegre y a la vez entretenida ejecución instrumental nos obligó a permanecer al pendiente de todo su set. Como dato adicional, el vocalista principal invitó al escenario a su padre para interpretar una canción de su próximo disco, convirtiendo ese momento en uno bastante emotivo.

Inmediatamente después, una revelación más: Eliza Doolittle en el Gobi Stage. Sinceramente dimos con ella por mera casualidad, debido a que después de disfrutar de la presentación de Good Old War buscamos sombra en el escenario techado más cercano, y resultó que está dama inglesa se encontraba justamente ahí. El concepto de la Srta. Doolitle me pareció semejante al funk pop de su compatriota Lilly Allen, sin embargo, su voz podría describirla como más sofisticada y trabajada además de que su despliegue escénico daba la impresión de ser de lo más natural, como si llevara haciendo esto toda su vida, cuando es una artista nueva. Lo curioso con ella: hizo un cover a la canción “Runaway”, original del hip hopero Kanye West, quien se encargaría de cerrar el festival por la noche.

De nuevo, un sonido campirano con tintes de rock (al parecer el folk es la tendencia a seguir del momento) captó nuestra atención y nos dirigió de vuelta hacia el Outdoor Stage. En esta ocasión se trataba de Menomena, nombre que ya había escuchado en algún momento pero cuya música jamás. En su mayoría, las canciones estaban cargadas de melancolía con tintes sureños mezclados con elementos del folk rock norteamericano y, a decir verdad, la voz del vocalista fue lo que más brilló debido a su potencia, tesitura y profundidad. Tercera revelación del viaje. Bien.

Por fortuna, la siguiente banda en nuestro itinerario se presentaría en un escenario techado, y de hecho el más cercano de donde nos encontrábamos. Los españoles de la banda de pop electrónico Delorean tomaron el escenario del Gobi Stage a las dos en punto y en ese momento tuve el presentimiento de que algo bueno sucedería. Desde la segunda canción, el público presente entró en una especie de trance que lo invito a moverse constantemente al ritmo de estos cuatro muchachos. El traslado entre secuencias, sintetizadores, percusiones electrónicas y orgánicas, guitarras y la voz gangosa del vocalista fue de lo más placentero a lo largo de los 45 breves pero intensos minutos que duró la presentación. Ya tenía mucho tiempo (seis años aproximadamente) que deseaba escuchar en vivo a esta banda y puedo afirmar que cumplieron con mis expectativas.

Las horas bajo el sol, las kilométricas caminatas diarias, la cuasi deshidratación que padecimos el primer día por no llevar agua en el auto, las desveladas (y desmadrugadas) en el campamento, entre otras cuestiones, comenzaron a cobrar factura a esta altura del partido. Nuestros cuerpos entraron en modalidad de zombie; sólo reaccionaban por inercia, la cual nos empujaba a continuar intentando ver a más bandas. Hicimos nuestro mayor esfuerzo, pero no logramos soportar el set completo de City and Colour (creo que estuvimos alucinando durante 10 minutos sin poder fijar la mirada en un punto en particular) ni de Jimmy Eat World, (la verdad con lo poco que escuché bastó para darme cuenta que en vivo esta banda no aporta nada distinto a lo que reflejan sus discos; probablemente mis recuerdos preparatorianos fueron los que me alentaron a querer verla).

Las presentaciones de The National, The Strokes y Kanye West resultarían difíciles de tolerar en la condición en la que nos encontrábamos, por lo que elegimos descansar (al igual que muchas personas más) en uno de los escenarios techados. El Gobi Stage fue el elegido, y ahí, rodeados de cientos de personas, nos postramos en el verde césped californiano a dormir un rato. Puedo asegurarles que fue una de las mejores decisiones que tomamos ya que aquél ínfimo sueño nos dio la pila suficiente para continuar con la mejor de las actitudes posibles.

La actuación de The National se adelantó unos diez minutos, lo que nos obligó una vez más a correr entre la multitud para perder el menor tiempo posible y conseguir un sitio con una vista razonable. Logramos llegar a tiempo (a la mitad de “Blood Buzz Ohio”, primera canción del set list) y nos pudimos adentrar bastante, por lo que la vista fue más que buena. La primera ocasión que vi a esta banda en vivo (hace unos cuatro años) fui totalmente cautivado por la entrega de sus integrantes, la belleza de sus composiciones, la bipolaridad de su vocalista (por momentos es un hombre dulce y retraído, y en otros un torbellino de furia), el perfeccionismo en la ejecución de los instrumentos, la humildad y gratitud proyectada hacia el auditorio; esta vez, los anteriores elementos se repitieron y magnificaron bajo un atardecer entre rojo y morado que dotó a la atmósfera de un misticismo especial. Tres de mis canciones favoritas formaron parte de la presentación: “Abel”, “Mr. November” y “Fake Empire”, lo cual me dejó maravillado entre múltiples gritos y aplausos. Como es su costumbre, Matt Benninger (vocalista) se arrojó al público durante “Terrible Love”. Cincuenta minutos no bastan para una banda de este calibre, uno necesita más…

Aún faltaban 40 largos minutos para por fin poder escuchar a The Strokes después de cinco años de espera (los vi en el Palacio de los Deportes durante la gira promocional de su tercer álbum First Impressions Of Earth en el 2006). No pensaba perderme un solo segundo de los neoyorkinos y comenzamos a buscar un lugar donde plantarnos por la siguiente hora y media. Los ochenteros de Duran Duran estaban de fondo, pero sinceramente mi mente estaba enfocada únicamente en el siguiente acto. Entre ovaciones los ingleses se retiraron y unos minutos después, en el Coachella Stage se dio lugar a un performance de luces, movimientos hidráulicos y sonidos “espaciales”: aparentemente, el escenario había cobrado vida. El despliegue tecnológico anterior (del cual ninguno de los presentes estábamos al tanto que se llevaría a cabo) duró alrededor de 5 minutos durante los que estuvimos totalmente atentos ante la sorpresa de la que estábamos siendo testigos. Francamente, estuve a nada de pensar que el dúo francés de música electrónica Daft Punk estaba detrás de esto (habría sido demasiado bueno para ser cierto, pero a veces la imaginación se echa a volar muy duro).

Ya eran las 8:55 pm, hora establecida para el siguiente acto, y The Strokes aún no daba señales de vida. Comenzamos a perder la paciencia entre el mar de gente en el que nos encontrábamos inmersos. Finalmente, Julian Casablancas y compañía tomaron el escenario e inmediatamente se dedicaron a lo suyo sin interacción alguna con el público, el cual no paraba de gritar y brincar frenéticamente. La segunda canción fue “Under Cover Of Darkness”, mi favorita de su último disco Angles y, sinceramente, perdí total y absolutamente el control ya que desde que supe que estaría en este festival todos los días me imaginaba lo que sería escucharla en vivo, y justamente, eso era lo que estaba sucediendo en aquél momento.

Julian (vocalista) se hallaba más hablador que de costumbre (probablemente debido a la cantidad de alcohol que había consumido y que su voz evidenciaba al barrerse tanto) y pronunció una serie de frases memorables como:

“Hola a todos, si que han visto a un jodido buen número de bandas este fin de semana no? Yo voy llegando en mi jet, no sabría decirles quienes estuvieron.”

“Están listos para Kanye West? (en tono sarcástico) Están bromeando verdad?”

“Es hora de que escuchen rock de hombres!!”

El resto de los integrantes de la banda le arrojaban miradas apenadas constantemente, no obstante, la embriaguez de Casablancas no afectó lo que realmente nos importaba: la música. Tocaron grandes clásicos como “Last Nite”, “Someday”, “Hard To Explain” y “Reptilia”; temas de su nueva producción entre los que destacaron “Taken For A Fool” y el metalero electronicoso “You’re So Right”. “You Only Live Once” de su tercera producción también formó parte del set y fue coreado y vitoreado por la mayoría de los presentes.

Un set crudo, directo y emocionante, eso fue lo que ofrecieron The Strokes y eso era lo que esperaba de ellos. De lo mejor del festival.

Coachella ’11 estaba a punto de finalizar, únicamente faltaba la presentación del Sr. Kanye West. Tras un día entero de haber comido lo mínimo y bebido lo máximo, nos dirigimos al Food Court para la última cena del viaje, la cual recordaré nostálgicamente en los años venideros: un par de gyros y un smoothie de frambuesa con música de fondo cortesía de la extrovertida cantautora inglesa PJ Harvey; qué más podía pedir??

Kanye West tomó el Coachella Stage a las 10:30 de la noche de manera puntual, y todo lo que se esperaba en relación a su presentación se llevó a cabo de la manera más teatral, exorbitante, dramática, emocionante, narcisista, y explosiva posible. El set comenzó con una versión instrumental de “H.A.M.”, canción que grabó con Jay Z el año pasado. En varias ocasiones, West se hizo acompañar de un grupo de bailarinas de ballet (como lo ha venido haciendo desde la salida de su cortometraje Runaway) para aderezar el aspecto visual de su presentación. A decir verdad, uno podría pensar que mezclar una danza clásica con hip hop podría resultar en algo ambicioso y hasta incoherente, sin embargo, el presenciar este despliegue artístico en persona hace olvidar por completo lo anterior.

Fuegos artificiales a cada instante iluminaron el Valle de Coachella así como un impresionante juego de luces seguía de cerca cada movimiento del afroamericano. Puede sonar increíble que un festival cuyo cartel se encontraba conformado por artistas alternativos, electrónicos, en unos casos pop y en otros de rock pesado haya culminado con un género radicalmente distinto; lo más curioso de todo esto es que fácilmente el 98% de los asistentes (más de 100 mil personas para que se den una idea) se entregaron en cuerpo y alma a la música de West, no dejando de bailar, cantar y corear cada uno de los temas interpretados entre los que brillaron “All Of The Lights”, “Power”, “Gold Digger” y “Monster”.

Algunos pueden amarlo y otros odiarlo. Yo no lo odio ni lo amo, simplemente disfruto bastante la música y las composiciones que rodean a este artista, admiro el gran don que tiene para colaborar con otros, y se reconocer cuando una persona tiene talento, y sí, Kanye West es un individuo de un tamaño artístico monumental.

La presentación de Kanye West terminó y junto con ella, la última noche del festival Coachella ’11.

A lo largo de esta crónica hice notar (en repetidas ocasiones) el enorme desgaste físico que sufrí a lo largo de los tres días del festival: deshidratación, insolación, dolores musculares, desvelos, desmadrugadas, caminatas kilométricas. Si, es muy pesado sobrellevar todo lo anterior, pero saben algo? Puedo decir que este viaje ha sido una de las mejores experiencias de mi vida que sin todos los obstáculos anteriores no habría tenido chiste. La experiencia me ha enseñado que las cosas saben mejor cuando cuestan trabajo, y el festival de Coachella requiere de mucho para salir triunfante.

Aquí termina la Crónica de Coachella ‘11, y les aseguro que el próximo año habrá otra!!

Buena vibra y música para todos!!


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